El origen de este proyecto está en la voluntad de llevar a cabo una acción en un contexto institucional.

En la sala de espera del centro de psicoterapia al que asisto desde hace más de un año hay una planta de plástico. Se trata de una Schefflera Arboricola, una planta originaria de Taiwán también conocida como "árbol paraguas enano".
...nunca me han gustado las plantas de plástico, aunque simplemente sean un síntoma de la condición acelerada de nuestro tiempo. Decidí que reemplazaría temporalmente esa réplica por una planta. ¿Sería posible encontrar alguna ejemplar vivo de este objeto inerte y artificial que no es más que la representación de una planta?


Primer movimiento: intercambiar aquella réplica por un ejemplar real de la misma especie y cuidarlo (regarlo, podarlo, etc) hasta el día que acabe la terapia en el centro (en Febrero de 2019).


Las plantas, así como la terapia psicoanalítica, requieren un ritmo que no responde a los intereses de la contemporaneidad. Tanto el uso normalizado de las plantas de plástico como la precariedad sanitaria generalizada forman parte de la sintomatología de una crisis estructural. El ritmo lento, la paciencia y la dedicación que requieren estas dos modalidades de cuidado entran en confrontación con el marco socio-económico en el que se ven insertas. Ya no hay tiempo para el cuidado. Debemos recuperar la compostura de forma rápida y eficiente para continuar produciendo. Ahí entra en juego la farmacología. Ésta se muestra efectiva en casos agudos de enfermedades mentales. No obstante, cuando un individuo no presenta una sintomatología que indica un trastorno real y se trata de algo más leve, la psicofarmacologia puede acabar convirtiéndose en un problema.


Segundo movimiento: Comunicar mis intenciones a mi psicoterapeuta.


Al hacerlo, no me dio permiso para realizar la acción.
Los motivos fueron:

1. La institución interpreta esta acción como el robo de un objeto que le pertenece.
2. La acción atraviesa los límites no explícitos de confidencialidad que se establecen al atravesar la puerta de la consulta durante una sesión de terapia: lo que se habla en la terapia se queda entre esas cuatro paredes.
3. La acción perturba el orden en la sala de espera, de la cual se espera que sea siempre un sitio donde la gente espera: una actitud pasiva.






Cómo no robar una planta de plástico
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Hoja

Injerto

Casi la tengo

A partir de aquí realicé una serie de acciones a través de las cuales me apropio de la planta de diferentes maneras para reflexionar acerca de los límites institucionales. (Tercer movimiento)

Sin querer hacerlo en un principio, finalmente acabé:

1. Robando parte de un objeto que pertenece a la institución.
2. Atravesando los límites no explícitos de confidencialidad que se establecen en la sesión.
3. Al borde de perturbar el orden de la sala de espera realizando acciones por tal de apropiarme de este objeto sin hacerme con él en su totalidad.

Las acciones no perturbaron el orden de la sala pero lo podrían haber hecho. A pesar de haber sido realizadas en momentos en los que nadie esperaba en la sala, había personas en las diferentes salas del centro, ya que este se trata también de un centro de formación y docencia.


A pesar de transgredir los tres límites que la institución había enunciado, todas las acciones pasaron inadvertidas, poniendo de relevancia una gran contradicción en sí misma. Regar y cuidar de la planta hasta mi ultimo día de terapia habría sido igual de discreto y no suponía sustraer el objeto en cuestión.


El producto de todo esto se trata de una instalación que recopila los resultados de las diversas acciones, constituyendo un trabajo en proceso que dura hasta el último día que pise el centro y comparta mi espacio con esa planta de plástico mientras (supuestamente) espero.



(Work in progress)
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